lunes, 23 de abril de 2012


En nuestro mirardiferentes puntos
de vista.

Agustín Fernández Mallo, al mostrarnos su modo de trabajar el martes 17 de abril, caracterizó plenamente la figura del artista: alguien susceptible de contemplar su entorno desde diferentes puntos de vista, capaz de crear un mundo interesante, de provocar sensaciones y de expresarlo. Él se refirió, además, a una literatura natural, fluida y transparente.
De todos los trabajos que este escritor nos mostró me gustaría destacar: «los movimientos del agua», pues me pareció muy romántico, pero diferente. En él, entre otras cosas, relaciona la deshidratación de unas tortitas (especiales por su particular forma y textura) con el invierno más lluvioso después de cincuenta años. Mediante una literatura directa y sencilla, su creatividad se encuentra más en lo expresado que en la forma de expresarlo.

A. F. Mallo crea sus “pequeñas” piezas, su obra, su arte, a través de redes llenas de espacio y movimiento, libres de jerarquías y por ello, capaces de conectarse entre sí de forma múltiple; aunque de algún modo y como siempre dentro de una estabilidad que parece estar en relación a su lectura. Este autor habló de un modelo narrativo fundamentado en la analogía y la descontextualización. Una técnica creativa basada en microepifánias que parece no tener fin. Representaciones que van de uno a otro punto conformando un conjunto de redes horizontales o de mismo nivel firmes por sus similitudes.

Haciendo uso de unos grandes ojos marcianoides como si fueran utilizados por primera vez, el creador literario ha de ser capaz de romper con lo tradicional y dar vida a nuevas representaciones metafóricas, nuevas formas de comprender y de sentir.  Pero, no obtante, una vez más, se hace necesario recordar al escritor y buen creador como quien debe tener una amplia cultura para poder hurgar en el mundo y expresarlo, pues de no ser así ¿se puede ser buen crítico y viceversa?

Al hablar del proceso creativo nos topamos con la observación del trabajo realizado por otros, para más tarde, hablar quizá de «apropiación». Sin embargo, la perspectiva de este autor ante la naturaleza creativa como todo, absolutamente todo lo que nos rodea, incluyendo las ideas de otros, hace que comprendamos la posibilidad de trazar una amplia red de influencias detro del propio proceso evolutivo y creativo del ser humano. De no ser «inspiración», esa naturaleza con la que creador modela una nueva obra como alfarero que acude al barro, no existiría la evolución creativa ya que ésta no existe sin influencias por más naturales o menos que las queramos ver. Nuestras ideas nacen del entorno y del aprendizaje y esto nos conduce nuevamente a la famosa frase de que todo es susceptible de convertirse en expresión literaria;  «susceptible de crecer» fue la frase añadida por A. F. Mallo y en ello, su aparentemente fría intención de relacionar ciencia y poesía.
Del mismo modo, que profesor Juan Miguel Campanario hacía referencia al hecho de crecer como investigadores, es posible hablar de crecer como escritores creativos; si un trabajo es relevante será nombrado y utilizado. En esto también se encuentraría la clave de la literatura como un acto más libre, menos competitivo, pues nos encontramos que a diferencia de un trabajo cientifíco, la cita literaria en alusión a las influencias no suele quedar claramente detallada a no ser que exista tal expresión a modo de agradecimiento.
 

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